Hace un tiempo me pasaron un estudio de más de 150 páginas sobre megatendencias a nivel mundial. Lástima que no me acuerdo de la fuente, lo que sí sé es que eran muchas. En resumen, me pareció muy interesante y produjo en mí una fuerte impresión. Entonces releí todo lo subrayado con fluorescente, anotaciones a los márgenes incluidas, y escribí un pequeño análisis de lo que a mi parecer me pareció lo más relevante.
La idea general del estudio era poner de manifiesto que nuestra economía global depende básicamente de la capacidad humana para reutilizar y reemplazar las materias primas, con el fin de alargarlas lo máximo en el tiempo, y así poder abastecer a los seres humanos del futuro.
También hablaba de cuáles eran las megatendencias en cuanto a tecnología, ya que este sector está íntimamente relacionado con el hecho de ser más sostenibles con nuestros recursos a nivel global.
El más importante de todos nuestros recursos es sin duda el agua potable, y se estima que nos quedemos sin agua dulce para el 2040, Este alarmante dato nos conduce a pensar maneras para economizar todo lo posible. Por eso dentro del sector metalúrgico, por poner un ejemplo, las empresas más punteras se preparan para inversiones en las que el reciclado de metales sea más próspero y relevante dentro de la economía del país, ya que el reciclado requiere de dosis significativamente menores en cuanto a gasto de agua, en comparación con el gasto que supone extraer las materias primas directamente de la naturaleza.
Esto por un lado, y por otro hay que poner en relieve que acortar los trayectos del transporte de metales y de materiales en general, siempre es sinónimo de ahorrar agua. Con lo cual, lo que debemos hacer como país es invertir en el reciclado en nuestras plantas nacionales todo lo que se pueda, invirtiendo a nivel estatal en este sector del reciclado, que es prioritario para la sostenibilidad a nivel económico y ecológico.
El avance tecnológico va a traer consigo un aumento en la demanda de metales, otra megatendencia que nos afecta de manera clara, pues solo para la creación de un chip se necesitan casi 50 metales distintos. No solo eso, se necesita como decía antes, un gasto descomunal en agua. Por tanto, con más razón hay que incentivar la industria en el propio territorio, ser autosuficientes y depender lo mínimo de las exportaciones. Por ejemplo, el aumento de los coches eléctricos, genera paralelamente un aumento de componentes necesarios para sus baterías, y de esa manera otra vez la necesidad de metales.
La idea de reciclaje y la economía circular es un tema vital para poder sobrevivir a la inminente escasez de recursos. Un coche eléctrico, por seguir con el ejemplo, debe ser diseñado y pensado ya sobre papel, antes de ser construido, de manera que sea fácil y óptimo su reciclaje posterior. Solo así, podemos ser autosostenibles, palabra que por cierto, es la más utilizada en economía desde hace años, pero imprescindible de ahora en adelante.
La sostenibilidad en parte es reciclaje, pero en realidad de lo que se trata es de reducir la basura que generamos cada día como humanos consumistas. Un problema actual grave consiste en saber donde almacenar toda esa cantidad de desechos que generamos básicamente los humanos. Los vertederos generan contaminación considerable, cuando además no están bien sellados, y aun así el problema está en la falta de espacio.
Obviamente, cuanto más se recicla, menos desechos generamos, de ahí la importancia de reciclar. Premisa que por cierto entiende muy bien las nuevas generaciones, notablemente sensibles a estas circunstancias extremadamente alarmantes para con el ecosistema. Esta situación pone de relieve la falta de fe en el futuro, sobretodo entre la gente más joven. En consecuencia se ha constatado una reducción considerable en el índice de natalidad, que nos llevará a una sociedad tan envejecida como para poner en riesgo incluso la economía de algunos países.
Quien más quien menos entiende que vivimos en una economía y un mundo global, donde todos los elementos que componen el ecosistema tienen una relación de causa y efecto. Sabemos por ejemplo, que para mantener los altos niveles de ingesta de carne en nuestra sociedad sobretodo occidental, hay que optar cada vez más por una ganadería intensiva. Es decir, ganado producido como objetos, a base de hormonas y antibióticos, hacinados en megagranjas de dudosas normas sobre bienestar animal. Estos animales antinaturalmente criados, por sus condiciones ambientales y tratados como simple mercancía no sintiente han de comer a su vez. Los bosques se talan, para crear más y más campos de agricultura, con el consecuente desgaste del suelo, a una velocidad nunca antes vista en toda la historia de la humanidad. Entretanto sigue creciendo exponencialmente la población, y como consecuencia la demanda de alimentos. Sencillamente el suelo se agota antes de poder recuperarse, los bosques desaparecen y con ello la capacidad del planeta de “respirar”. Las fábricas prosperan pero contaminan, provocando gases de efecto invernadero, que a su vez aceleran un cambio climático imparable. Mientras pensamos, esa rueda sigue avanzando, y solo nos queda entonces alargar la vida de los recursos que ya tenemos e innovar para sobrevivir.
En este sentido, no todo es malo, hay soluciones bastante atractivas a nuestra disposición. Hemos hablado de economía circular, de optimización de recursos pero también los humanos somos capaces por pura inventiva, y desde luego necesidad, de cubrir algunos puntos oscuros de la realidad. Por ejemplo, obtener metales de un asteroide o del fondo del mar, a nadie habrá de extrañar dentro de unos pocos años porque la necesidad nos empuja a ser creativos. Mientras la tecnología avanza se abre ante nosotros un sinfín de posibilidades nuevas.
El metaverso es una de las perspectivas esperanzadoras porque nos ofrece un mundo nuevo digital, donde todo está todavía por descubrir, explotar y disfrutar, a un coste ecológico casi insignificante si lo comparamos con el actual. Nos hace imaginar en reuniones de trabajo virtuales, en las cuales cada miembro accederá desde su casa sin necesidad de desplazarse. Y esa gran cantidad de desplazamientos ahorrados, me hace pensar en la reducción de la contaminación o del desgaste de materiales.
Hay que tener en cuenta que existe una economía creciente en este nuevo mundo, donde muchas empresas tecnológicas de gran renombre, están invirtiendo grandes presupuestos anuales, con lo cual están haciendo apuestas muy fuertes de cara al futuro.
El metaverso requiere a su vez talento especializado. Todo indica que se necesitarán cada vez más matemáticos, programadores, técnicos en redes, sobretodo ingenieros de software, y en general todos aquellos profesionales que conforman las áreas de ciencia y tecnología. Podremos por ejemplo, hacer una visita virtual, gracias al metaverso y la tecnología 3D, VR, etc. por las instalaciones de una planta de reciclado sin necesidad de ponerse casco, ni chaleco, ni pedir permisos de seguridad, ni ensuciarse siquiera las manos, y todo ello sin salir de nuestra casa. Todo es posible, y de hecho ya se está creando ahora mismo. Esto supone no solo un ahorro de tiempo, sino también en recursos para desplazamientos. Imaginemos que les estamos ahorrando a unos directivos de EUA un viaje transatlántico hasta España, la cantidad de emisiones de CO2 que libera en el aire un solo avión son realmente significativas, yo diría incluso cruciales para influir en la sostenibilidad del planeta tal como lo conocemos hoy.
En resumidas cuentas, hay tres pilares base para aspirar a un futuro más seguro: el reciclaje conjuntamente con la reducción de residuos, la extracción de materiales de manera alternativa a la actual gracias a las nuevas tecnologías, y tercero un nuevo paradigma económico y social asumido por el cada vez más famosos Metaverso, que ya está en boca de todos.
Uno olvidemos, que los humanos hemos llegado muy lejos, hay muchos impedimentos pero también tenemos la capacidad necesaria para dar soluciones.
