Vivir en una permanente conexión con los demás se convierte en un valor significativo para las personas.
Nuestro mayor consumo de ocio digital se centra en esos pequeños espacios de tiempo, como sería el recorrido del trabajo a casa, donde el usuario aprovecha para consumir contenido interactivo y selectivo. Estos breves momentos de descanso, incluso dentro de las actividades laborales los podríamos denominar como “burbujas de ocio”.
¿Qué características posee este ocio ligado a la red? Podemos decir que parte de diferentes herramientas y soportes tecnológicos que, en última instancia, han modificado la experiencia de ocio al ofrecerle un añadido en cuanto a interactividad, conectividad, hipertextualidad, comodidad, anonimato, ubicuidad etc.
En la actualidad el tiempo de ocio es ubicuo, es decir está en todas partes gracias a la red. Además no se entiende únicamente como el tiempo libre que se emplea fuera del trabajo, en fines de semana o periodos vacacionales, sino como el tiempo que también se dispersa entre la propia jornada laboral y los quehaceres diarios.
En cuanto al anonimato diríamos que es un arma de doble filo. Generalmente es considerado de manera negativa, debido a que los usuarios pueden neutralizar sus rasgos personales off line, mostrándose como personas diferentes. Si bien, al mismo tiempo, este anonimato puede ayudar a que ciertas personas se muestren tal y como son al margen de estereotipos externos.
Internet es cada vez más social y otorga poder al usuario, quien tiene en su mano el disfrute de participar en la colaboración, modificación, creación e intercambio de información. Este rasgo es valorado de manera positiva por los usuarios, quienes resaltan la opción de estar físicamente en un lugar, pero virtualmente en otro completamente diferente.
Lo fundamental es que estos ocios ligados al uso de internet se configuren como ocios positivos en los que las personas disfruten y se desarrollen como personas. Ocios digitales conectados, activos, creativos y solidarios que sean referentes de identidad, superación y justicia alejados del mero entretenimiento y pasar el rato.
La sociedad actual, consumidora de las TIC (Tecnologías de la Comunicación y la Información), demanda inmediatez. Estamos inmersos en una cultura del “aquí y ahora”.
La irrupción de las TIC han supuesto un cambio en la tradicional relación entre los públicos y la industria del ocio, transfigurando el comportamiento de las audiencias y, por consiguiente, las formas de consumo y prosumo de contenidos digitales de ocio como son la música, la televisión, los videojuegos, los cómics o los libros.
Las posibilidades que ofrecen los diferentes dispositivos han hecho que los usuarios cooperen activamente en este proceso. Los prosumidores del siglo XXI son activos militantes de las historias que les apasionan. No son solo meros consumidores pasivos, sino también producen contenidos y participan en la red a través de diversos medios sociales como blogs, foros de discusión, o redes sociales virtuales entre otros. Mantienen así activamente espacios digitales de comunicación, auto-presentación y de creación y se convierten en verdaderos prosumidores. Tienen la necesidad de estar permanentemente conectados y comunicados en la distancia o incluso en la cercanía, a través del uso del móvil, la mensajería instantánea o de las redes sociales virtuales. La dimensión lúdica y la social son una parte crucial en el proceso de construcción de su identidad personal, y esta identidad digital (la elección de la foto de perfil por ejemplo) es simplemente una prolongación de sus vidas off line. La barrera entre lo virtual y lo real son difusas y por ello le dan tanto valor a la construcción de su imagen virtual como a la imagen real.
En consecuencia, con la aparición de estos formatos de comunicación y socialización, sus prácticas discursivas comunicativas, la forma de escritura que emplean y, en definitiva, el lenguaje que usan ha cambiado por completo, originándose un lenguaje propio de los contextos de comunicación digital y escrito como “texto escrito oralizado”. Se integra lo oral, lo escrito y lo gestual (emoticonos).
Para los más jóvenes los medios sociales y las redes sociales virtuales son herramientas cómodas, sencillas, “gratuitas” y espacios de “libertad e intimidad” donde expresarse libremente, alejados del control de los educadores y la familia.
Viñals Blanco, Ana; Abad Galzacorta, Marina y Aguilar Gutiérrez, Eduardo.Jóvenes conectados: Una aproximación al ocio digital de los jóvenes españoles.Nº4 Communication Papers 66 - Media Literacy & Gender Studies