Es necesario un cambio social profundo. Cambiar las normas sociales, actuar en las estructuras culturales…
Una vez que la sociedad ha aceptado e incorporado mayoritariamente una nueva norma social saludable, las personas no precisan de esfuerzos especiales ni se requiere que tengan una gran fuerza de voluntad para mantener la conducta saludable.
Logrado el cambio de la norma social y de su percepción, la propia corriente social empuja casi automáticamente a las personas hacia las conductas más sanas.
Las estrategias sólo basadas en acciones de educación individual resultan poco efectivas, pues acaban siendo superficiales, incompletas y, sobretodo, muy costosas de mantener.
La necesidad de un cambio social y estructural no significa que haya que eximir a las personas de su responsabilidad individual. No somos marionetas sin libertad.
Pero solo cuando los cambios en estructuras y normas sociales acompañan a esta formación e información individual, se logran los mejores resultados a largo plazo.
Se irán haciendo realidad a medida que más consumidores las exijan. Por tanto, esto no es tarea de políticos. Es tarea de todos. Cuantas más voces nos sumemos, más fácil será el cambio social y cultural.