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El proceso para crear una cocina es largo y laborioso, si se quiere hacer bien. Desde que entra un cliente por la puerta y lo recibes hay que enseñarle las calidades y acabados de tus productos, pero también darle un primer asesoramiento en cuanto a medidas y distribución.

Cuando el mismo cliente vuelve tras darle la cita concertada, el día previsto, el diseñador debe investigar cuáles son las preseferencias tanto técnicas como emocionales del cliente. Esto requiere experiencia con el trato al público, y cualidades como la empatía y la asertividad.

Luego llega el trabajo de ordenador, que engloba el diseño, los acabados, los electrodomésticos adecuados, los renders, el presupuesto, los calcos de encimera, los planos y el coste del montaje. Todos estos elementos nos dan una idea del coste final del proyecto, y también de su visualización en 3D, para que el cliente vea lo mejor posible como quedaría.

Nuestro trabajo no para ahí, sino que paralelamente atendemos llamadas, nos formamos con talleres, cursos y tutoriales, planificamos la logística de las entregas y los montajes, atendemos las incidencias y los problemas eventuales para el buen funcionamiento de nuestro espacio de trabajo. Hacemos frente a tareas administrativas, como la gestión de la documentación derivada de las ventas, ya sean contratos, o por ejemplo subir y escanear documentos, hacer financiaciones bancarias, firmas de contratos y alzados, control de datos y fechas de todo tipo. Archivamos toda esta información, y enviamos cada día emails para que los clientes estén informados pero también para los proveedores y montadores.

Nos encargamos del orden y la imagen de la tienda, incluida la decoración especial de las campañas promocionales que son cada mes.

Nos preocupan las ventas, y los objetivos comerciales, por lo que es impresindible hacer un seguimiento exhaustivo de nuestros clientes, y si es necesario, proceder a la revisión de presupuestos.

Cada mañana se hace la reunión de grupo en la que se tratan los clientes del día, y del día anterior, la estrategia a seguir con cada uno de ellos para que la cita termine en confirmación de venta, y para ello se analiza la situación de cada cliente que nos ayuda a establecer los criterios de actuación.

Una vez conseguida la confianza del cliente depositada en nosotros, hemos de responder a esa confianza con un buen servicio de entrega y post venta. Y la manera de hacerlo es repasando una y varias veces el proyecto con otro profesional. Es lo que llamamos control cruzado, y se hace antes de enviar el pedido a fábrica. Luego llega desde fábrica el desglose de esa cocina o proyecto en todas sus partes, que también se ha de repasar punto por punto y confirmar que todo esté bien.

Hay una lista paralela de electrodomésticos, de sanitarios, y encimeras que tienen sus propios presupuestos, y vías de pedido como de recepción.

Pero para no hacer este texto interminable, diré que antes de todo esto, hemos ido a medir a casa del cliente, y elaborado el correspondiente plano técnico. Un plano técnico es un documento que refleja las medidas de cada elemento, y también las medidas de los elementos de fontanería y electricidad.

En resumen, un proyecto de interiorismo requiere de tiempo y esfuerzo, y no se cobra. Se trabaja y se pelea para conseguir la aprobación final, el consentimiento, del que en definitiva, va a pagar. Hay que reformularlo en muchas ocasiones, registrar nueva documentación cada vez, y como he dicho anteriormente, hay una planificación logística y administrativa importante. Recae sobre nuestros hombros mucha responsabilidad, por eso se completan con otro compañero los exámenes exhautivos de pedidos, cotas y medidas tomadas.

Pero al final llega el día del montaje, y después el día en el que llegamos a casa del cliente con la emcoción de haber sido nosotros los que hemos creado esa obra acabada. Vamos con la intención de resolver incidencias si las hay, y las suele haber pese a todo. Aún así, hemos dado nuestra garantía de gestión y resolución de esos incovenientes primero como profesionalesn que somos, y segundo gracias a la marca que nos respalda.

Es tremendamente difícil, con todo este volumen de trabajo, y múltiples procesos de gestión, llegar al nivel de exigencia profesional en el que nunca te equivocas. Son tantos los detalles a atender que fácilmente alguno te puede pasar por alto. Son tantas la veces que se modifica un proyecto, mientras lo interrumpes una y otra vez, porque atiendes una llamada, respondes un email o solventas una incidencia con un montador, que los índices de estrés se disparan provocando desconcentración y posibles errores.

Ese es el trabajo que realiza diariamente un diseñador/vendedor en Schmidt, y por el cual le pagan, aunque el salario en es España ya es otro tema, y aquí podriamos hablar largo y tendido e indignarnos claramente. Es una cuestión, creo yo, de base, el pagar lo justo y lo que corresponde. Eso sí, nos paguen mejor o peor, hay que saber decir «hasta aquí llegan mis responsabilidades» y lo otro, es mala gestión por parte de la dirección.

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