Vega Polanski al igual que Liam Fox, es una huérfana adoptada por Solomon, maestro que también ejerce como padre. Tiene 34 años y es una pelirroja de mirada intensa. Sus ojos son tan luminosos y penetrantes que cuando mira a alguien, este puede sentir que va a descubrir hasta sus más profundos secretos.
Su rostro es cálido, bueno y hermoso. Su carácter transmite una casi infantil alegría por vivir, también decisión e impulso. Vega sabe vivir el momento, apreciando el valor de cada instante. Desde siempre ha sido una idealista y soñadora. A veces es demasiado espontánea e impulsiva, pero su simpatía, carisma y generosidad compensa sus faltas.
Años atrás, siendo una adolescente, se sentía como un pez dentro de una pecera. Como si su vida transcurriera en un enorme acuario de cristal, rodeada de otros peces igual que ella, que estaban ahí dentro para ser observados desde fuera, como si se tratara de una macabra distracción. Vega nadaba y nadaba dando vueltas dentro de aquellos límites. Pero tenía la sutil sensación de que éstos no estaban donde se suponía que debían de estar; que esas fronteras no eran reales, que en definitiva había algo más allá. A medida que fue haciéndose mayor, comprendió que aquellas sensaciones de adolescente eran acertadas, pues el mundo conocido por los habitantes de Under Legacy, representaba sólo una pequeña parte del universo.
Incluso siendo una persona positiva y alegre, a veces pensaba que era demasiado inconformista, reprochándose a sí misma el deber de sentirse contenta y satisfecha tal cual estaban las cosas. Sin embargo, creía firmemente en que su sociedad vivía en un mundo demasiado cómodo y satisfecho con tan poco, en comparación con su curiosidad tan hambrienta y exigente por acaparar más conocimiento.
Se preguntaba cuál era el origen del mundo, del tiempo y las estrellas. Si es preferible permanecer en el desconocimiento pero siendo feliz y conformándose con lo que ya tenemos y sabemos, o si por otro lado no es mejor investigar, reflexionar y conocer el mundo, aunque con ello vaguemos hacia realidades que nos hagan ver infelices. ¿Y si la vida como la conocía podía ser mucho más? -se preguntaba a menudo.
Cuando murieron sus padres siendo niña, su mundo se rompió en un millón de pedazos, a lo que siguió una terrible sensación de abandono, que la hizo sentir inmensamente débil, diminuta e insignificante. Era una niña rota y llorosa, llena de dudas e inseguridades. La soledad se le caló en los huesos, encontrando de este modo, un inevitable camino hacia la introspección interior. Entonces llegó Solomon rescatándola a ella, y a su sonrisa que creía ya perdida.
Siguiendo un camino de autoconocimiento interior, y convirtiéndose en una preadolescente, de vez en cuando se volvía a sumergir en cuestiones trascendentales, que la conducían a pensamientos sobre el sentido de la vida, la posible existencia del destino, y el poder de la fantasía para atravesar mundos inaccesibles a través de la razón. Sus ensoñaciones eran parte de su realidad, o bien tan reales como todo lo demás.
Ahora ya de adulta, era una mujer que había encontrado paz, plenitud y equilibrio. Algo de profundidad había ganado en la vida.
Gracias a Solomon, con su cariño paternal, sus consejos y sus libros clandestinos, le enseñó a dejar de sentirse decepcionada por el mundo, y consigo misma. El maestro le mostró que tenía alas, y que con un poco de valentía, se podía volar con ellas.
Si la relación con Solomon era la de una hija que adora a su padre, para ella Liam era su hermano y amigo. Siempre fueron inseparables, su compañero de juegos favorito desde que eran niños. A causa del carácter indómito y salvaje de Liam cuando era adolescente, cada vez que él sufría algún desengaño, ella le reconfortaba con sus palabras de cariño hasta que se calmaba, como si ella era fuera un faro que guiara un barco sin rumbo hasta tierra firme, manteniéndolo sano y salvo.